Una de las cuestiones que no se suelen abordar directamente es el problema de la retracción en los pavimentos, sobre todo en los que se disponen sobre superficies rígidas en su plano, como son los forjados de un edificio. En la mayor parte de los casos esto no causa problemas, pero veremos por qué y cuándo el problema realmente existe.
Figura 1. Deformada entre juntas en un pavimento en sección
La retracción es el efecto que tienen los materiales pétreos, sobre todo los de base cementosa, como el mortero, los llamados plastones y, en definitiva, todas las masas que fraguan en presencia de agua. La retracción es una pérdida de volumen a lo largo del tiempo. Es decir, lo que originalmente, al verter la masa, medía una cierta longitud, desde ese mismo momento, empieza a intentar disminuir en esa dimensión. Este efecto dura siempre, pero es más acusado en los primeros cinco años de vida de la masa vertida.
Figura 2. Tensiones en el pavimento entre juntas en sección
Si la masa que vertemos se pudiera encoger libremente, no sucedería más que, en los bordes de lo vertido, se apreciaría una junta que se abre por efecto de la disminución de la dimensión. Pero esto no es verdad, porque la mera adherencia de la masa vertida para colocar el pavimento contra la superficie, hace que no pueda encogerse libremente. Entonces, al no poder encogerse, es como si la estiráramos desde la dimensión que debería tener hasta la que originalmente tiene. Es decir, en la masa vertida se acaban desarrollando tracciones. Como las masas pétreas soportan tracciones muy pequeñas, aparecerán entonces fisuras cada cierta distancia, coincidente ésta con la línea en que la acumulación de tensiones de tracción supera la capacidad del material. Ésta es la causa de las llamadas fisuras de retracción.
Figura 3. Retracción libre y coaccionada por la adherencia al soporte
Por eso, en las soleras, aparte de colocar un mallazo de acero que soporte las tracciones debidas a la retracción, se realizan cortes cada cierta distancia, precisamente provocando en las juntas el efecto que, de otro modo, se revelaría en fisuras incontroladas.
Figura 4. Armadura en solera
Lo común en los pavimentos es que sean por piezas con juntas, lo que impide que se rajen por la aparición de fisuras en la base de apoyo. Además, cuando se trata de viviendas, al existir interrupciones en el pavimento debidas a los tabiques, la superficie que debe retraerse es pequeña y, muchas veces, no alcanza la dimensión mínima para que aparezcan fisuras de retracción.
Pero en los pavimentos de gran extensión y continuos la necesidad de juntas es ineludible. Con distancias que varían entre los 3 y los 4’50 m, aparecen fisuras de retracción en la base de apoyo, como puede verse en la gráfica de la evolución de la apertura de fisuras en relación al tiempo (fig. 4). Si se trata de un pavimento elástico -linóleo o similar- éste puede absorber el efecto de la retracción hasta cierto punto, permitiendo extensiones mayores. Pero si se trata de un terrazo continuo, no hacer juntas es la seguridad de la aparición de fisuras. Por eso es por lo que los terrazos continuos presentan juntas de latón formando cuarterones, para evitar la fisuración por retracción. Y en este caso, no sólo por el efecto de la base de apoyo, sino por la retracción del propio terrazo.
Figura 5. Gráfica de la evolución de la apertura de juntas o de fisuras con el tiempo
Si se trata de pavimentos cerámicos o pétreos por piezas, aunque tengan juntas entre ellas, en grandes superficies es necesario dejar juntas entre paños. En caso contrario aparecerán fisuras en el pavimento. Ahora bien, existen ya en el mercado láminas separadoras que permiten dejar prácticamente flotante un pavimento de este tipo sobre una base rígida con retracción, aumentando
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2 comentarios en “Retracción en pavimentos continuos”
Pues sí, es imprescindible poner juntas en los pavimentos continuos debido al problema de la retracción.. hay que asegurar la durabilidad.
buen articulo,muy explicito