Construcciones tradicionales con muros de adobe caracterizan las calles de San Pedro de Atacama, al norte de Chile.
Situada en la región de Antofagasta, a algo más de 100 Km de Calama, de la que la separa un paisaje árido y extremo, y a 292 de la frontera con Bolivia en Oyagüe, San Pedro, construida sobre muros de adobe, abre la ruta al desierto más seco del planeta.
Construcciones de una sola planta, sobre muros de adobe y cantos, pequeñas ventanas forman las calles de este municipio, a 2.400 m de altitud.
Las cubiertas originales son de barro y paja, asentadas sobre vigas de madera de algarrobo. También de esta madera son los dinteles de las puertas y los marcos de las ventanas. Poco a poco se ven sustituidas por chapas.
La economía original, antes de la llegada del turismo, estaba basada en la agricultura. El suelo fértil y el río San Pedro son una combinación óptima para el cultivo. Todo el pueblo está surcado de acequias por donde se reparte el agua.
Lo que la arquitectura ofrece al visitante, además de la Iglesia de San Pedro, y la Plaza en la que se halla la casa de Pedro de Valdivia, es una colección de muros tradicionales de diferente combinación de piedra y adobe que se ha convertido en una imagen de referencia.
Los pequeños ladrillos de adobe se apilan para cerrar jardines privados de casas y hoteles. Grandes árboles asoman por encima. Para proteger las partes más bajas, los muros se levantan sobre zócalos de cantos rodados de la zona.
La coronación de los muros lleva unas crestas de piezas de adobe en zigzag, con huecos entre ellos.
A veces se adosan arcos a modo de contrafuertes, con arquillos que no llegan al suelo y quedan enmarcando ventanas. Las rejas son de caña, como los entrevigados o las puertas. Los patios se pueden atisbar desde esta perspectiva.
Otras veces la protección de la coronación del muro consiste en clavar ramas, siempre mejor que la de hincar cristales rotos en el barro.
Los muros de adobe, restaurados para el cierre de nuevas viviendas y jardines, incorporan paños de piedra y maderas. A veces se emplean chapas en la puertas.
Y algunas ventanas se han abierto con marcos circulares de neumático pintados de azul.
El color es en general el propio del material original, terroso, con paja. Arquitectura sostenible en un entorno muy característico
A veces se reviste y se encala. Combina el color con el de las calles, la mayoría sin asfaltar, de grava y tierra compactada.
No es frecuente, pero en algunos muros de adobe se han hecho reparaciones con cemento. Estas intervenciones incorrectas deberían eliminarse.
También la sustitución de los adobes por bloques de hormigón debería limitarse. De un material autóctono, sostenible, de comportamiento térmico inmejorable no debe pasarse a otro tan poco apropiado por su mal aislamiento y en un entorno de este valor constructivo.
El conjunto del asentamiento está completamente integrado en la arena y roca del desierto, forma parte de un paisaje como un oasis a gran altitud, rodeado de accidentes naturales y que trata de ser un ejemplo de arquitectura vernácula y sostenible.
Gran número de nuevas construcciones, levantadas para el turismo y la explotación de los recursos naturales, son muy respetuosas con el medio en su arquitectura, y recurren a los materiales locales y repiten la volumetría fragmentada del entorno.
Autora: Ana Fernández-Cuartero Paramio
1 comentario en “Muros de adobe en Atacama. Arquitectura sostenible.”
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