Estructuras vegetales. Comportamiento estructural de las plantas

De cómo las plantas resuelven sus necesidades estructurales. Solas o con ayuda.

Traemos a este post algunas estructuras vegetales curiosas. La mayoría de las plantas que observamos son autoportantes, es decir, gracias a sus raíces, tronco y ramas son capaces de sostenerse a si mismas y alcanzar la altura necesaria para captar la luz. Esto puede lograrse gracias a estructuras rígidas y potentes, como los troncos y ramas de los árboles, o mediante estructuras flexibles, como las de las herbáceas, cuyo extremo más osado son las palmeras, capaces de elevarse más de diez metros y ser flexibles para soportar los vientos huracanados de las zonas tropicales que habitan.

Hay veces que un único tronco no basta, y los vegetales se “apuntalan” a sí mismos, creando una serie de ramificaciones en su base que les otorgan la estabilidad necesaria.

Otras plantas no son autónomas a la hora de sostenerse, y buscan una estructura de apoyo. Es el caso de las hiedras, o de los potos que trepan por el grueso tronco de una acacia, de una encina o de un pino.

En las selvas tropicales, grandes árboles sirven de mega estructura para todo un hábitat, ya que en ellos se apoya una enorme diversidad de plantas y otras formas de vida, como si fuera la estructura de un centro comercial dentro del cual hay subestructuras independientes y distintas, con diseño y características propias.

En otros casos el árbol que hospeda a una planta, es finalmente devorado por ésta, como en el caso del Ficus benghalensis, que, gracias a la colaboración de un pájaro devorador de sus frutos, consigue que su semilla llegue a la cima de un árbol grande, y una vez allí, crece y lanza sus raíces al suelo desde la altura, y acaba con él. En la imagen y el vídeo vemos uno de estos ejemplares, de unos 300 años de edad, cuyo seco anfitrión está oculto entre la multitud de raíces que ha tendido al suelo desde la altura, en una suerte de estructura de rascacielos con un núcleo rígido que es el árbol colonizado y una estructura de pilares periféricos del nuevo árbol.

El hombre también proporciona la estructura para la vida vegetal. En estas imágenes, en las que se han levantado sencillos andamios con el fin de que las plantas ornamentales crezcan a su amparo, bien de madera, con sus nudos atados con sisal, o bien con estructuras tubulares metálicas, soldadas o anudadas con herrajes. Lo importante es que las plantas encuentran apoyo para elevar sus hojas y flores a la luz.

Finalmente las estructuras quedan ocultas por la vegetación, la planta consigue colgar toda su frondosidad sobre el apoyo que le ha prestado el hombre.

Pero a veces no es necesario que la arquitectura quede oculta, y en las pérgolas, la estructura bien vale quedar vista y combinar su presencia con las plantas que la habitan.