En la imagen vemos el interior de la iglesia-monasterio que desde el siglo XI y hasta el XII se construye en la ladera que albergaba unas cuevas semirrupestres en las que habitó Millán, o Emiliano, un ermitaño que se retiró a estos parajes y atrajo a otros anacoretas que fundaron el asentamiento.
Junto a las cuevas se levantó un primer santuario visigótico en el siglo VI, que en el siglo X es ampliado por un complejo mozárabe, y la tercera fase, levantada en estilo prerrománico, conforma dos naves adosadas a la pared de la cueva. Una galería remata el edificio hacia el valle.
Las policromías interiores quedaron destruidas tras la invasión de Almanzor en 1008. Sólo quedan algunos restos de estas decoraciones.
En la visita guiada se nos muestran las diferentes partes del monasterio. Sobre los muros de las naves prerrománicas hay una estructura de madera y una cubierta de teja que deja ver los muros, los arcos inferiores y los superiores. Las bóvedas, si existieron, se han desplomado.
Sobre la parte mozárabe se mantienen unas bellas bóvedas con nervaduras muy toscas y plementería revestida, y parte de la iglesia está excavada en la roca, especialmente la zona del magnífico cenotafio que guardaba los restos del ermitaño.
Sin embargo el estado del monasterio no ha sido siempre el mismo. Podemos pensar que se ha mantenido tal cual, con intervenciones de protección y conservación, siempre con el mismo criterio. Sin embargo en la foto que vemos a continuación se ve bastante diferente. Data de 1905, aproximadamente, y aparece en la Guía reseñada al pié de este artículo.
La nave está cubierta completamente por bóvedas de yeso, que tapan los arquillos del muro en su parte alta. Al fondo hay un pequeño retablo y algunos cuadros decoran el muro. Muros, arcos y capiteles se encuentran revestidos y encalados.
La rehabilitación de San Millán posterior a esta foto ha eliminado todas estas intervenciones. Es evidente la evolución del criterio de rehabilitación en los últimos años, y sin duda podemos admirar hoy las talla de piedras en las dovelas de los arcos, la regularización de la mampostería.
La iglesia en sus orígenes estaba completamente revestida y decorada. Que ahora quede a la vista la fábrica es una cuestión de criterio de rehabilitación. Como ya pudimos observar en el post Rehabilitación de muros de mampostería, la tendecia actual es la de suprimir cualquier revoco y dejar la piedra viva, pero es una práctica que merece, al menos, una revisión.
Fuente y fotos en ByN: Lejárraga Nieto, T. El Monasterio de San Millán de Suso. Ediciones Emilianenses (2012)
Autora: Ana Fernández-Cuartero Paramio
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4 comentarios en “Criterio de rehabilitación. San Millán de la Cogolla”
En mi humilde opinión, la tendencia dramática e inconsistente de actuaciones de despellejes epiteliales comenzada en Italia en los años sesenta, y dejar los elementos constructivos como elementos estéticos, es una falta de concepto total y un evidente desconocimiento de las artes de la arquitectura. Quizás guiados entre la carestía de rehacer los trampantojos y el desconocimiento de la arquitectura y los oficios antiguos, nos ha traído una marea de «catetismos» posmodernos y «pastichosos» que solo son productos de criterios erróneos y mal justificados. Ni los románicos, ni ninguna cultura decente de la piedra, dejaban las paredes con la piedra vista, ni los mozárabes ni otras artes de las maravillosas labras de las fábricas de ladrillos tampoco. Todo se protegía como es de necesidad frente a la erosión y la abrasión y además era la base donde depositar las maravillosas pinturas y recreaciones arquitectónicas del momento de su ejecución. Nunca se han dejado los muros ni la plementería de ladrillos vista, por muy bien labrada que estuviera. Nadie puede entender que se dejen sin revestir las murallas ni los taludes defensivos de piedras , sean de sillares o mampuestos, ya que si no eran verdaderas escalas por donde trepar y alcanzar los pasos de defensas. ASI DE SENCILLO. Las labras en esos tiempos eran maravillosas, pero no dejaba de ser unos elementos constructivos estructurales para tapar, nunca estéticos para ver. Lo de Toledo es casi todo falso, en la apariencia de su artes moriscas, los de Italia también si se ven los mampuestos y los encadenados en esquinas y enjarjes de sillares para dar consistencia a los muros, todo estaba absolutamente tapado. En Cádiz hay una moda cateta y degradante, cual es arañar y decapar los revestimientos de la piedra ostionera con la que se construye su caserío (calcarenitas zoomórficas del plegamiento alpino, conformada de arenisca y resto de bivalvos marinos) que esta haciendo estragos en la ciudad. A igual que en Italia y en otros muchos países , vemos en España, muros completos degradados en visión de mampuestos impresentables , incluso en sillares vistos que nunca lo fueron. Es evidente que las teorías de la restauración se van modificando con el tiempo y se acomodan a los tiempos y sus gustos, pero no es menos cierto que lo que es constructivo en arquitectura es constructivo y o que es estético es estético, y no debemos confundirlo.La falta de conocimiento de la historia de la construcción , junto con las crisis económicas estan haciendo verdaderos estragos en esta materia. Podemos concluir que en gustos no hay nada escrito y puede gustar la piedra vista, contra ello no objetamos nada, son gustos, pero en lo que no debemos los arquitectos es engañar en la realidad de la historia de la construcción, por más que obliguen clientes asímulas e incultos, con modas inconsistentes, pasajeras populistas y que además de producir un enorme daño físico al quitar las protecciones de los plementos y estructuras constructivas de piedra de los edificios, generan ejemplos poco edificantes. Los mozárabes y los constructores del bien hacer del ladrillo revocaban siempre sus maravillosos juegos de buena ejecución como magnifico alarifes que eran. Y hoy, por ejemplo los buenos constructores de León o de Gerona , que sepan bien construir en piedra., tratan sus sillares de con revocos, pinturas y colores al óleo, a la clara , ó yema, o cualquier otra protección pictórica (nunca la impresentable silicona o inventos elastómeros dañinos, inconsistente al sol) para su protección y pintura. Es mi humilde opinión, he dicho. Salud
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