Industrialización de la construcción tradicional en el Norte de Etiopía.
Un recorrido que nos permite conocer y analizar los materiales, el proceso constructivo y la evolución de la construcción de viviendas en el Norte de Etiopía.
Autora: Ana Fernández-Cuartero Paramio
La vivienda tradicional en el Norte de Etiopía
Las regiones de Wollo y Shoa, situadas en el Norte de Etiopía, a unos 2500m de altitud, son esencialmente rurales. Los habitantes de estas zonas montañosas son agricultores y pastores. La población se asienta en agrupaciones de edificaciones en torno a un camino y rodeadas de campos de labor y pastoreo.
Se diferencian dos estaciones: una seca, con temperaturas elevadas y sin lluvias, y otra húmeda, con temperaturas más suaves y lluvias frecuentes y abundantes.
La vivienda tradicional, llamada tukul, es de planta circular, con paredes hechas de ramas de madera cubiertas de tapial. Las cubiertas son cónicas formada por haces de paja. El suelo es de barro compacto, a veces sobre una base de mampostería trabada con barro. Junto a las construcciones, las zonas bajas encharcadas son utilizadas para amasar el tapial.
El clima deteriora la cubierta, que ha de ser reparada periódicamente.
Las construcciones auxiliares, establos o almacén de aperos, siguen el mismo esquema pero con menores dimensiones.
Actualmente Etiopía está experimentando un importante crecimiento económico. Su papel como sede de la Unidad Africana y la estabilidad política son una buena base para el crecimiento. El boom de la construcción es el resultado de estas circunstancias.
La nueva construcción de viviendas en el Norte de Etiopía
La tradicional tukul ahora se cubre con placas de chapa ondulada. Esta nueva cubrición es más impermeable y duradera, pero no se adapta bien a la forma cónica. La forma de las construcciones se ha modificado y ahora son de planta rectangular.
El proceso constructivo es el mismo: estructura de madera y revestimiento de barro.
Las construcciones ganan en altura, y la cubierta se asienta sobre sencillas cerchas de madera.
Durante la construcción, se apuntalan los laterales, para evitar el vuelco. Terminada la obra, la cubierta rígida y algunas diagonales arriostran el conjunto.
Grandes promociones de viviendas comienzan a ocupar los alrededores de las ciudades, como esta de la imagen, a la salida de Lalibela, la ciudad de las iglesias excavadas.
En otras zonas las ampliaciones de los primitivos cortijos ya se realizan con cubierta de chapa. La mayor altura parece que contribuye a concentrar y eliminar el aire recalentado sobre la chapa.
En la estación húmeda la chapa garantiza mejor que la paja la estanqueidad del interior y es frecuente un porche en la entrada, bajo la chapa.
Aprovechando lo escapado del terreno pueden levantarse dos plantas.
La base se regulariza con un pequeño zócalo de mampostería cubierto de barro, y el interior -que podemos visitar en este vídeo– se compartimenta con el mismo material.
Como mejora, sobre el adobe de los muros se aplica mortero de cemento. Un acabado con rugosidades y una fina malla de alambre garantiza que el mortero quede adherido.
También en los zócalos se mejora aplicando mortero, lo que genera un suelo menos disgregado que el barro.
La ventanas, de pequeñas dimensiones, se cierran también con chapas. Las construcciones auxiliares no se revisten, de modo que queda la madera como acabado.
La utilización de mampostería en los muros es menos frecuente.
La construcción de viviendas en el Norte de Etiopía responde a un esquema tradicional que comienza a incorporar materiales y procesos industrializados.