Conservación, restauración y reconstrucción fundamentan la consideración de ruinas controladas del Monasterio de Moreruela.
Un recorrido y análisis de los restos del vasto conjunto edificatorio, su construcción, ampliación, cambio de uso, abandono y reconstrucción parcial.
Probablemente el primer monasterio de la orden del Císter en España se levanta entre los años 1130-1158.
Como marca la orden del Císter el complejo monacal se erige en una zona aislada, fuera del ámbito urbano. Se elige una zona agrícola, un valle de salpicado de quejigos y pinos, y cerca de las lagunas de Villafáfila, de las que se extraía sal.
La Iglesia
La principal construcción es la iglesia, de tres naves, de la que se conserva el muro sur y la cabecera. Aún se conservan las bases de los pilares que sustentaban las tres naves.
Desde el interior la cabecera destaca por sus tres cuerpos, el central más elevado del ábside y los laterales de menor altura.
De estilo primordialmente románico, comienzan a incorporarse elementos góticos como los arcos apuntados en la girola.
Trazas rotundas, dimensiones generosas pero decoraciones muy reducidas, que se limitan a algunos detalles escultóricos en capiteles o dinteles.
La girola se cubre con bóvedas de crucería, y conserva algunas trazas de pinturas. Las marcas de cantería son variadas abundantes.
De la girola sobresalen siete capillas semicirculares, cada una con una ventana. A pesar de la masividad de los muros debía contar con una excelente iluminación.
Aleros con canecillos decorados, algunos con formas más complejas constituyen el exterior de la cabecera.
La rehabilitación de la zona de la iglesia se centra en mantener la ruina controlada del Monasterio de Moreruela. Es en las dependencias en las que se ha actuado de forma activa.
El claustro, la sala capitular y la sala de monjes
En el la norte de la iglesia se abre el claustro. No quedan trazas de arquería perimetral, pero sorprenden dependencias en dos alturas.
Junto a la iglesia está la sala capitular, en la planta baja. La rehabilitación ha logrado completar el espacio abovedado. La parte original de piedra y la nueva de hormigón, con las formas idénticas.
La sala de los monjes es también un espacio abovedado, con una salida posterior hacia una galería trasera.
Una bóveda de cañón de mampostería y hormigon armado. Un volumen completo con diferenciación de materiales.
En la planta alta se conservan aún las trazas de las celdas de los monjes, y se cierra el paño hacia el este, lo que nos pemite imaginar todo el recinto residencial.
A contnuación el refectorio, con la hendidura y restos del púlpito en uno de los muros laterales.
Contrasta la calidad de la sillería de la iglesia con otras dependencias, que probablemente se revestían con revocos de cal.
Otras dependencias del monasterio
Además de esta zona privada del monasterio, éste se completa con una hospedería, refectorio de conversos y otras dependencias hacia la zona oeste.
También se cuenta con cocina, botica, almacenes y todas las construcciones necesarias para una congregación autosuficiente.
El Monasterio se enfrenta en su historia a períodos de decadencia. Superados varias veces, se continuará ampliando y renovando hasta el siglo XVII.
El monasterio pervivirá hasta 1809 en que es definitivamente abandonado por los monjes, que se trasladan al Monasterio de Oseira.
Adquirido por la Junta de Castilla y León, las ruinas controladas del Monasterio de Moreruela son una muestra casi completa del programa de una agrupación del Císter.
Autora: Ana Fernández-Cuartero Paramio