El conjunto de esculturas del artista minimalista norteamericano evocan estructuras, construcciones y ordenaciones urbanas.
La exposición, que estará hasta el 12 de octubre en el Palacio de Velázquez de Madrid es una retrospectiva que revisa los cincuenta años de su producción artística, de escultura y poesía, que se complementa con la exposición en el Edificio Sabatini del Museo Reina Sofía.
Carl Andre -Quincy, Massachusets, 1935- comenzó a trabajar con madera en pequeñas construcciones. Más adelante buscará las cualidades inherentes a los materiales industriales: el peso, la forma y la superficie, y tratará de eliminar cualquier rastro de la mano del artista.
Frente a la entrada al Palacio podemos pasear entre una retícula de 10 x 10 prismas de hormigón, como si recorriésemos la maqueta de una ciudad perfectamente regular de avenidas entre edificios.
Los materiales de sus primeras poesías y obras estaban recogidos de la calle o recortados de libros, y al reflexionar sobre ellos trataba de proponer otra lectura del presente.
Un acueducto formado por vigas y pilares de madera atraviesa la sala.
La caliza azul de Bélgica aserrada se dispone en línea, como una estructura de vértebras construidas.
Sobre el suelo, las baldosas de acero corten se extienden en un rectángulo o se disponen en orden hasta cubrir toda la esquina de una sala.
Algunos bloques regulares de ladrillos silico calcáreos se abren entre sí y dejan pasillos que recorrer.
Más centrados en la materia son los prismas triangulares de aluminio, apilados en un bloque o contra la pared del fondo de la sala.
Ocupando toda una estancia una malla rectangular de bloques de madera, ordenados de forma vertical y horizontal, como una urbanización estructurada en bloques 3+1, 2+1, 1+1.
Sobre el suelo se extiende la forma curva de una espiral moldeada con hojalata.
Cada montaje es la experiencia de un lugar a través de la materia, la forma y la disposición de las piezas que la componen.
Orden y desorden de las piezas de madera rectangulares en dos montajes enfrentados.
La deconstrucción en arquitectura, en el zigzag de esta construcción.
Muchas de las obras se desarrollan en espacios que pueden atravesarse, con recorridos internos entre las piezas que las forman. El espectador puede internarse dentro y verse rodeado de la escultura, que no es una sola sino la misma repetida en un orden superior, en una malla, en una retícula, en un orden geométrico, en una serie matemática.