En una obra de reforma de un centro educativo, para redistribuir las circulaciones era necesario eliminar una escalera y dejar todo su espacio de arriba abajo totalmente libre. La solución más sencilla era mediante la transformación en elemento estructural del cerramiento de la escalera en las plantas superiores.
La escalera era de dos tramos entre plantas con descansillo de forma circular en planta, de losa de hormigón armado ligada a la estructura principal. El cerramiento de la misma se apoyaba en la planta baja sobre la cabeza de un muro de sótano, y en cada planta iba recogiendo el descansillo de la escalera, a modo de muro de carga.
El proyecto, de los arquitectos de Trasbordo, Ignacio Capapé y Justo Orgaz, abordaba varias intervenciones en el centro educativo, y una de ellas consistía en modificar las circulaciones entre pabellones, para lo cual era necesario demoler la escalera en todas las alturas y, además, dejar libre el paso bajo el cerramiento en todo su desarrollo, con lo que el apoyo dejaba de existir.
Demoler la escalera y simplemente cortar el apoyo supondría el colapso de todo el cerramiento de la escalera. Por tanto, había que buscar la forma de que todo el cerramiento se mantuviese en pie una vez demolido el tramo de la planta baja.
En tal caso, lo que se aprovechó fue la forma circular del cerramiento para hacerlo trabajar como una gran ménsula de canto enorme que permitiera su sustento a partir de eliminar la planta baja.
Talcosa suponía entonces que el paño de fábrica debería, por tensión tangencial, llevar su peso hasta el encuentro con la estructura principal, con algunas tensiones de tracción hacia la zona superior del “cilindro” y compresiones en la inferior, proporcionando el momento que impide su caída por vuelco hacia afuera. Suponía la transformación en elemento estructural de un mero cerramiento de fábrica.
Pero, claro, la fábrica por sí misma no soporta ni tensiones tangenciales ni tracciones, sólo compresiones. Entonces, se pensó que era sencillo colocar un mallazo de acero corrugado conectado a la fábrica en la cara interior de la hoja de cerramiento y ligado a los pilares de la estructura principal. La unión entre ambas hojas se consigue mediante unos conectores anclados al muro de ladrillo y embebidos en el hormigón.
Así, era posible entonces que tanto las tensiones tangenciales y las tracciones fueran resistidas y llevadas contra la estructura principal, gracias a la aportación del mallazo. El acceso al corredor de comunicación en la altura intermedia se resolvió con una escalera de acero de dos tramos desiguales.
De este modo, con la sencilla operación de colocar un mallazo y enfoscarlo o gunitarlo, debidamente anclado a la estructura principal, un mero cerramiento con función de muro de carga pasaba a ser un elemento estructural autoportante en forma de ménsula de grandísimo canto.
El resultado es óptimo, pues con medios convencionales y poco coste se consiguió un espacio neto y abierto que ha permitido reestructurar las circulaciones dejando una zona de intercambio amplia y de gran valor espacial.
3 comentarios en “Transformación en elemento estructural del cerramiento de una escalera”
El muro sin la armadura de refuerzo seguirá trabajando como arco, y la malla puesta del lado de la compresión no le aporta mucho.
Por supuesto se han colocado unos conectores fijados en el muro de ladrillo y embebidos en el hormigón que hacen del ladrillo y el hormigón una estructura mixta, de lo contrario ocurriría como bien señalas, que serían dos estructuras independientes e incapaces ambas. Muchas gracias por tu comentario que ha dado lugar a esta aclaración tan importante, pues en las fotos no se aprecian los conectores.
Un gran trabajo , sin duda los resultados están a la vista, con precisión y profesionalismo se llegan a excelentes resultados.
Saludos Cordiales