Problemas y soluciones para el correcto apoyo sobre la estructura de los cerramientos de fábrica de ladrillo en el borde de los forjados.
Al ejecutar la estructura de un edificio, los forjados de cada planta deben estar convenientemente aplomados, es decir, que los bordes de la estructura coincidan exactamente en cada piso. Pero el encofrado puede desplazarse, moverse o soltarse y en consecuencia, cuando la estructura está terminada, hay que suplementar alguna planta para alinear la fachada. En esta entrada vamos a ver qué ocurre y cómo resolverlo en el momento en que se detecta, aunque ya esté terminada la fachada.
Una vez terminada la estructura, se comienzan los trabajos del cerramiento del edificio. Cuando la fachada está formada por medio pie de ladrillo, más aislamiento, más un cerramiento de tabicón o de cartón yeso hacia el interior, es decir, una fachada convencional, se coloca en primer lugar la hoja exterior, que no debe volar más de 5 cm fuera del forjado. Podemos asumir una cierta tolerancia en el desplome de los forjados volando algún centímetro más o menos, pero lo ideal es que todos los forjados estén alineados. Si volamos 5 cm en cada uno de ellos, y éstos están perfectamente alineados, la fachada estará totalmente aplomada.
Lo más frecuente es encontrar el fallo de plomo justo al comenzar el replanteo de la fábrica de ladrillo exterior de la fachada. Este caso es muy fácil, pues se puede igualar el plomo atornillando un perfil metálico en el canto del forjado más desfavorable, de manera que podemos complementar el apoyo en lo que falte. Es muy importante utilizar los tacos apropiados para la fijación del perfil, y proteger el acero con pintura anticorrosión, porque va a estar algo expuesto a la humedad ambiente.
En las fotos que traemos hoy, el problema se detectó porque la fachada se estaba desprendiendo, y se comenzaba a abrir un hueco demasiado generoso con la fachada perpendicular. ¿Por qué se abre? Porque el muro de medio pie es demasiado esbelto para resistir alturas de 6 m, pues no apoyaba en el último forjado ni en la cubierta, así que podía moverse libremente hacia el exterior del edificio, y así lo hizo. Era un paño bastante corto, pues se trataba del testero del edificio, de modo que enseguida se manifestó el problema, al trasladarse al borde con el encuentro de la fachada perpendicular.
Hubo que demoler la hoja interior, en este caso de ladrillo hueco, y ejecutar la solución “a posteriori”. Se colocaron los perfiles en los forjados superior e inferior de la última planta y se unieron con pletinas de acero atornilladas en toda la altura del muro. Para dar uniformidad a la solución, se colocó un mallazo de acero corrugado, anclado al muro de ladrillo al tresbolillo cada 50 cm y soldado a las pletinas, y se aplicó una capa de mortero.
Afortunadamente no se había dañado el muro, por lo que bastó con sellar la grieta en la vuelta de la fachada y el problema quedó solucionado.