Mercado de San Ildefonso. La expresividad de una estructura.

El nuevo Mercado de San Ildefonso ocupa el solar de la calle Fuencarral esquina a la calle de Santa Bárbara. Su nombre es en homenaje al mercado que existió cerca de allí, en la plazuela del mismo nombre, en la confluencia de la corredera baja de San Pablo y la calle de Colón, en Madrid.

El mercado es un espacio de restauración al estilo de los visitados en artículos anteriores, como la Estación Gourmet de Valladolid, Platea o el Mercato Centrale de Florencia, no un mercado de corte tradicional, para comprar alimentos.

El edificio deja en su parte posterior un patio en varias alturas, en terrazas amuebladas. El tratamiento de las medianeras que lo delimitan es un revestimiento de espuma de poliuretano aplicado sobre los antiguos muros de carga de los edificios colindantes de entramado de madera y yesones o ladrillo. Algunas plantas y estructuras para la sombra crean un espacio agradable y fresco en verano gracias a los aspersores de agua.

El interior, de aspecto industrial, se distribuye en tres plantas. En la baja está la entrada y algunos puestos de alimentos. Al fondo arranca la escalera, que lleva a la primera planta. En ella, una doble altura deja a la vista una estructura principal de losas, cerchas metálicas y pilares de hormigón armado. Los puestos de cocina y venta de bebidas están en el perímetro, como pequeñas cajas independientes, y el espacio central se ocupa con sillas y mesas altas. Un árbol de cuerda decora el gran pilar circular central.

La doble altura se cierra con una estructura metálica auxiliar que sostiene las luminarias. En la segunda planta hay otra zona de estar, que vierte sobre la planta inferior, con un bar de copas. La losa de hormigón se combina con un forjado de chapa colaborante con una protección de mortero proyectado que lo entona con la losa que hay a continuación. Destaca la expresividad de la estructura del edificio, completamente vista, al igual que algunas de las instalaciones.

Las diferentes alturas del mercado se conectan con una escalera metálica, muy funcional. El exterior está revestido de lamas y hay una cristalera que permite disfrutar del peculiar ambiente de la calle Fuencarral mientras se disfruta de un aperitivo.

Un espacio muy original, con una estructura y una decoración señaladas, sin duda una opción de descanso en un barrio animado para compras y turismo entre Chueca y Malasaña, en el centro de Madrid.