Amigo de Salvador Pagés, líder del movimiento cooperativista en Cataluña, Gaudí se convierte en el arquitecto de la Cooperativa la Obrera Mataronense, y construye para ella una nave industrial para el blanqueo de algodón.
El edificio estaba formado por una gran nave, sustentada por arcos parabólicos de madera, un edificio anexo y un pabellón para letrinas. El edificio anexo y parte de la nave fueron demolidas para la ampliación de la calle.
Se trata del primer edificio de Gaudí, pero en él ya utiliza el arco parabólico como estructura principal, algo que va a caracterizar en gran medida su obra posterior. El arco parabólico, empleado muchos años después en la Nave Martini, por el también arquitecto catalán Jaime Ferrater, permite aquilatar los esfuerzos de la estructura y reducir al máximo los empujes laterales en los apoyos.
La simplicidad de lo arcos de la Nau Gaudí reside en que no se utilizan maderas curvadas, sino que la parábola se dibuja a partir de un polígono de tramos rectos hechos con tablas atornilladas de forma oblicua hasta inscribir el arco en su interior.
Se utilizan, en cada arco, tres tablas superpuestas y contrapeadas para no hacer coincidir las uniones, dar rigidez a la forma y aproximarse más a la parábola.
Merece la pena estudiar especialmente la rehabilitación de la nave y de su estructura, de la que se han encargado los arquitectos Manuel Brullet Tena y Alfonso de Luna, del estudio Brullet-de Luna Arquitectes.
Las fachadas sur y este, de las que había documentación fotográfica, se reintegran a su imagen original, un muro de ladrillo entre pies derechos de madera. En los muros se aprecia la parte reconstruida de la original, al modificar levemente el tono de ladrillo y mortero.
La fachada norte no se puede rehabilitar y se sustituye por una pared de vidrio de dos hojas, como la fachada oeste.
El vidrio en gran formato, material propio del siglo XXI es el material diferenciador de la rehabilitación respecto a la nave original, con materiales como madera y cerámica, y en pequeño formato, propios de finales del XIX.
La cubierta, apoyada en una subestructura de correas y entramado de madera se resuelve con la misma teja de la nave original, pero doblada, de forma que desde el interior y el exterior se ve la teja original, pero entre ambas capas se encierra el aislamiento térmico que permite cumplir los requisitos de un edificio contemporáneo.
La misma solución de doblar el material para lograr el aislamiento oportuno se emplea en el muro de la fachada este de ladrillo.
El peritaje de la estructura de madera existente obliga a un refuerzo para alcanzar los mínimos exigidos y la inserción de placas de acero inoxidable en la tabla central del arco resuelve el refuerzo estructural sin alterar el aspecto original.
La nave se destina a sala de exposiciones para albergar la colección Bassat de Arte Contemporáneo. Un nuevo uso que permite también exponer la propia nave de Gaudí y la calidad de la rehabilitación.
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