La transformación en Museo de la Imprenta Municipal de Madrid es un ejemplo de rehabilitación de arquitectura industrial sobre un modelo de construcción racionalista.
La Imprenta Municipal se construyó entre 1931 y 1933, por los arquitectos Javier Ferrero Llusiá y Luis Bellido, y se amplió en 1955 por Lucio Oñoro.
Es un edificio organizado en tres plantas en torno a un patio cubierto por un lucernario de piezas de cristal que permite que entre la luz a todo el espacio.
Destaca la estructura de hormigón armado, en pórticos longitudinales cortados por vigas transversales.
Las necesidades de resistir el peso de la maquinaria sin duda marcaron el diseño, con vigas de canto, acarteladas, muy similares a algunas de las naves del Matadero de Madrid, construido bajo la supervisión de Luis Bellido y comenzado en 1911.
La fachada, un plano recto a la calle Concepción Jerónima, es una composición racionalista, de ladrillo y huecos alineados, que enmarca un rectángulo claro en el que las grandes letras Imprenta Municipal, son una suerte de tipografía: letras en relieve en clara alusión a la actividad que se desarrollaba en el edificio, como se repite en el patio interior.
Tanto la tipografía como el diseño de rejas y barandillas incorporan el lenguaje decorativo geométrico del Art Decó.
Sirvió de imprenta municipal hasta finales del siglo XX, en el que la demanda de impresiones no hacía viable la continuidad.
En 1986 se creó la Imprenta Artesanal, que luego ha dado lugar al Museo de las Artes del Libro.
La rehabilitación, a cargo del arquitecto Carlos Posada, de CSD3 ARQUITECTOS SLP, ha recuperado el edificio para Museo de las Artes del Libro.
Esta rehabilitación de arquitectura industrial ha mantenido la estructura principal, y ha incorporado algunas modificaciones, sobre todo en le entrada para dotar de una pequeña tienda al museo.
Muy interesante la conversión del muelle de carga en acceso de personas, con la ayuda de una escalera de chapa plegada.
Al estar en exposición máquinas de gran volumen y peso, esta escalera puede deslizarse para utilizarla como entrada de mercancías y recuperar así su primitivo uso.
La recuperación de las barandillas de acero inoxidable, la restauración del lucernario con piezas de cristal decorado similares a las del Palacio de Telecomunicaciones, hoy sede del Ayuntamiento, son otras actuaciones considerables.
En las ventanas se han colocado vidrios opales decorados y se han conservado las carpinterías originales.
Una rehabilitación de arquitectura industrial en la que también el continente es objeto de exposición, puesto que es fundamental en las artes de la imprenta el espacio que ocupan.
Autora: Ana Fernández-Cuartero Paramio