Un breve recorrido por las construcciones racionalistas de Curepipe
El centro de la ciudad de Curepipe, en Isla Mauricio, atesora numerosas edificaciones racionalistas resultado de la presencia colonial franco-británica. Visitemos algunas de estas construcciones.
Isla Mauricio, el pájaro Dodo y la ciudad de Curepipe
Holanda ocupa Isla Mauricio en el siglo XVI, unos cien años después de que la descubriera Portugal. Una excelente noticia para el millón largo de turistas que cada año visitan la isla actualmente. Una tragedia para el extinto pájaro Dodo que, hasta ese fatídico momento, no conocía depredadores. Mauricio fue también colonia francesa, y británica más adelante, hasta su completa independencia en 1968.
Curepipe, enclavada en la meseta central de la isla, es la segunda ciudad en orden de importancia tras la capital Port Louis. La ciudad conserva todavía un patrimonio arquitectónico colonial apreciable, especialmente de edificios racionalistas construidos entre 1930-50. Examinemos algunas de las edificaciones de esta época, dando un corto paseo por su centro urbano.
Este enlace recoge el vídeo del recorrido por la zona más representativa del racionalismo en Curepipe.
Alrededor del «Merven»
En la confluencia de Royal Road con rue Chasteauneuf, frente al Royal College, se levanta el edificio de viviendas Merven. El proyecto es obra del arquitecto local Roger Dufourg.
Su construcción, promovida por los hermanos Merven en un solar adquirido a la familia Salaffa, comenzó en abril de 1950. Este enlace documenta fotográficamente la construcción del edificio, con los característicos apeos de madera para el encofrado de cada forjado:
Construction of the Merven Building from Start to Finish – 1950
El programa original del inmueble incluía veinticuatro apartamentos distribuidos en dos plantas y locales comerciales en planta de calle. Morfología, construcción y estilo responden plenamente al racionalismo arquitectónico que animó la urbanización del centro de Curepipe en décadas anteriores.
El «Merven» presenta una planta rectangular exenta con remate curvo en las dos esquinas con vuelta a Royal Road. Esta imagen corresponde al encuentro de la fachada posterior con la orientada a norte.
El edificio mantiene sus usos iniciales y presenta un buen estado de conservación. Las intervenciones posteriores, como el cierre de algunos balcones en esquina, apenas desvirtúan el proyecto original.
En la acera contraria, frente a la arcada de la familia Currimjee, se localiza la oficina principal del Barclays Bank. Se trata de una construcción más moderna —levantada probablemente en los sesenta— articulada en dos volúmenes. A destacar el parasol fijo en entreplanta que cierra la terraza corrida primitiva y da protagonismo al chaflán.
A ambos lados de la rue Chasteauneuf
Avanzando por esta calle, en la misma acera del «Merven», se situa el cinematógrafo Ritz. Promovido por el exhibidor Albert Rey en 1937, se asienta sobre unos antiguos terrenos municipales comprados a la familia Salaffa. El local sufre un apreciable estado de abandono. No muy lejos del Ritz se levantaba el desaparecido cine Pathé Palace. Otro local con solera, muy enraizado en los postulados del movimiento moderno y hoy transformado en una gran superficie comercial.
En la acera opuesta se alza este elegante edificio de viviendas y locales comerciales en planta de calle. Dos volúmenes prismáticos, con terminación en curva el de menor altura, conforman la edificación. La fachada principal, muy bien compuesta, cuenta con revestimiento pétreo. Los portales, enmarcados por una doble hilera de pavés, tienen solado de terrazo in situ.
Antes de alcanzar el moderno mercado central, frente a la construcción anterior, se encuentra esta edificación modular de tres alturas con ecos de los cincuenta.
Entre sus elementos de diseño llaman la atención los desagües de prefabricado de hormigón de las terrazas. También el lienzo de pavés que ilumina la caja de escaleras del alzado lateral, y el voladizo que lo remata.
Royal Road arriba
En las inmediaciones de la casa de la villa y de la biblioteca Carnegie, se haya el ayuntamiento de Curepipe. Se trata de una construcción racionalista tardía, provista de numerosos y amplios ventanales, que solventa con eficacia su función administrativa.
Royal Road abajo
Una marquesina corrida apoyada sobre vigas en voladizo de canto variable recorre toda la fachada de este edificio en esquina. El juego de volúmenes y huecos de la planta superior acentúa el carácter aerodinámico del proyecto.
En la siguiente esquina se localiza el contrapunto sobrio, compacto y naval de la construcción anterior.
Este atractivo edificio de dos alturas comparte medianera con el anterior. La pilastra anillada central —típica del catálogo estilístico racionalista— funciona como eje de simetría de la fachada principal.
El edificio situado a continuación guarda concomitancias con el que visitábamos junto al mercado central. Cinco módulos adosados de dos alturas —oficinas en planta primera y comercios o pequeños talleres a nivel de calle— con orientación este-oeste definen el conjunto.
La intervención de distintas propiedades sobre una misma construcción crea la equívoca percepción de encontrarnos ante dos edificios adosados diferentes. Corregido nuestro error, disfrutamos de un clásico edificio racionalista con balcones en esquina y ventanas que conservan su partición original.
Nuestro recorrido termina con otro ejemplo más de simetría compositiva, en este caso de influencia art decó. Celosías de prefabricado cerámico ventilan el cuerpo central, rematado por un peto coronado por bandas verticales y relieve en zigzag. Las tijeras nos recuerdan la existencia en el mismo solar de una construcción anterior más modesta, de madera, conocida como el «palacio del vestido».
- Foto
Sin noticias de Dodo
Estructura y paramentos de madera, con cerrajería en balcones corridos y cubiertas inclinadas, caracterizan la arquitectura colonial francesa de Mauricio. La presencia de esta arquitectura en el medio urbano, sin llegar a extremos del desaparecido Dodo, es una «rara avis». Más común es encontrarla en las construcciones de las grandes plantaciones de caña de azúcar del medio rural. Dos motivos, además de la consabida expansión inmobiliaria, explican esta ausencia en ciudad. El efecto devastador de los ciclones y la acción cauterizadora del fuego para prevenir la propagación de epidemias. Las construcciones racionalistas levantadas entre 1930-50, en este sentido, se adaptan muy bien al entorno local.
Autora: Ana Fernández-Cuartero Paramio